Hace muchos años que los matrimonios han sido la base de la sociedad, pero muchas veces estos tienen rupturas, evidentemente hay problemas de diferente índole, algunos son por incompatibilidad de caracteres, otros por infidelidades, otros por no poder tener hijos y así una serie de situaciones adversas que las rompen.
Sin embargo, en caso de infidelidades, se suele atacar al tercer elemento, es decir "la amante" o "el amante", persona que evidentemente no debiera estar inmerso en esas situaciones, pero sin embargo, es aquella persona que se le acusa de ser el "causante de todo", sin embargo pensando fríamente, no lo es. Veamos, si ese tercer elemento "rompió" el equilibrio de un matrimonio, no se debe a su poder, sino a que este matrimonio, no tenia la suficiente fuerza y solidez que se asume debieron tener, es decir un nivel de unicidad infranqueable a prueba de todas las tentaciones del mundo, pues si amamos a una persona, nunca podríamos engañarla, las cuidaríamos y amaríamos. Lamentablemente nuestra cultura y nuestras sociedades, siguen culpando a las personas incorrectas, mientras los culpables reales siguen lamentándose de su mala suerte. Es simple lógica, la unión en el amor hace la fuerza y la división e inseguridades crearán caos e infelicidad en los matrimonios.
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