Las grandes tertulias, aquellas llenas de ideas, de experiencias, de mil locuras, de diez mil sueños, aquellas que nos llevan a pensar que, uno deja la realidad, para crear un paraíso de ideales.
Nunca debemos permitir que los cuerdos, los anticipadores de desgracias, acaben con nuestras aspiraciones, antes de que llegue la vejez, siempre hay mucho por hacer, mientras la vida fluya.
Nunca debemos permitir que los cuerdos, los anticipadores de desgracias, acaben con nuestras aspiraciones, antes de que llegue la vejez, siempre hay mucho por hacer, mientras la vida fluya.
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