No es necesario buscarlo.

El siempre está allí, pero no como pensamos, no como queremos, simplemente está allí, siendo como un faro, un observador, que nos deja al libre albedrío, pero que mueve nuestro inconsciente, para comunicarnos que tan mal o bien actuamos. Somos nosotros los únicos jueces de nuestras acciones, sabemos distinguir entre el bien y el mal.
Cada decisión es nuestra, no es la de nadie y debemos asumirlas, sin buscar a quien culpar, cuando algo nos sale mal y no solamente vanagloriarnos de nuestras victorias.
Ghandi dijo alguna vez: "Me gusta Cristo, pero no nos cristianos", tal vez porque muchos en su nombre se dedican a juzgar a los demás, sin pensar que tenemos un lado humano, algo que entender, comprender y corregirle si fuera posible, pero con fraternidad y humildad, no como el brazo de un Dios castigador, sino el de un Dios que comprende y que a pesar de todo esta allí, no necesitas invocarlo, disfrútalo en un paisaje, en unas flores, en la bondad de las personas y sobre todo cuando tu das lo mejor de ti, al servicio de quien necesite algo de tu ayuda, trata de ser un guía, trata ser un Maestro.
Soló un consejo: nunca te dejes llevar por las alabanzas y flores que recibas y sobre todo de aquellos que te bendicen de palabra, porque luego sientes energías y actuares distintos, que indican una hipocresía total. "Señor librádme de las aguas mansas, que de las bravas me libero yo"




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REFLEXIONES
Si ha de llegar la hora de pasar a la eternidad,
no teman, no habrá dinero alguno que te salve,
solo dar gracias a Dios,
de haber nacido, crecido, de haber escrito poemas, de cantar con una guitarra,
por la gran oportunidad de haber llegado a ésta nuestra edad,
es seguro que vendrán y llorarán,
mas agradable sería que en vida, que hubieran visitas y diálogos,
y no seguir el patrón de la hipocresía social de "sentir pena", cuando mueren,
pues menos de 10 sentirán pena y a ello suma solo a tu familia.

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