Un Volcán llamado Misti, un yaraví llamado Melgar y un simple mortal.

Cuando yo muera, yo no quiero una tumba,
quiero que lancen mis cenizas al viento, libre al fin,
y algún día de ésta mi tierra, unas flores nacerán,
será mi alma,
asomándose a la vida para ver a mi volcán.



Son temas musicales inherentes a mi ser,
que las cuerdas de mi guitarra y de mi voz,
te invocan como arequipeño que soy.

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