Hubiera querido permanecer abrazados,
en cambio una tristeza oculta nos acompañaba,
caminamos por misma calle y te bese, como siempre
te pregunté temerosamente:
¿presiento que te vas a ir lejos de mi?
en una respuesta triste me dijiste:
empecé una hermosa relación,
y lo amo, . . . su nombre es Jesús.
Nunca detuve a nadie en sus deseos,
te dejé partir, con el alma partida y entristecida,
pero de incólume tranquilidad presencial,
que tal vez pensaste que no te amaba,
pero si te amé, al tal punto que de dejé partir,
pues feliz serás, como la felicidad que buscamos al final.
Ha pasado tanto tiempo,
me ilusionaba amor el encontrarte, pero,
eres un recuerdo que antes me quemaba el alma,
eres una huella, en el tiempo,
que entre tu y yo, . . . siempre vivirá.
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