Saber vivir

El éxito o el fracaso de nuestros hijos, tienen como base lo que nosotros como padres hemos logrado mostrarles, ya sean con métodos impositivos, métodos reflexivos o bien usando el método de la indiferencia total, solo respondiendo a una simple responsabilidad de ser proveedores de dinero, algo así como un banco que da crédito y que tarde o temprano, piensa en cobrar los intereses generados de su inversión. Otras veces ante la ausencia total de los padres, ya sea por muerte de los padres, o abandono, el convivir con familiares, o simplemente sobrevivir trabajando. Al final cada cual se forma de mil maneras y trae consigo mismo una carga emocional diversa. 
Cabe decir que cada ser humano es como un producto de toda sus experiencias y como producto, podemos evaluarlo, es decir ver lo que logra y como logra las cosas, algunos lograran éxitos y tal vez sean felices, otros fracasarán y llevarán una vida frustrada, otros aprenderán reflexivamente, sobre lo bueno o lo malo al actuar, otros serán rebeldes sin causa, dado que no saben que buscar y para que buscar. Al final todos se envolverán en mil situaciones y resolverán de una y mil formas, tratando de buscar sentirse satisfechos y felices. Mas todo ella lleva a repetir patrones sociales y emocionales, que serán difíciles de superar si es que no existe un pensamiento reflexivo, aquel pensamiento que nos lleve a tener una mediana o alto nivel de sabiduría, es decir la capacidad de poder definir lo bueno, lo correcto, lo adecuado, es decir lograr realizarnos, pero sin causar daños a los demás. 
Es importante aprender a tener una capacidad reflexiva y es a través del conocimiento compartido con otras personas, de las cuales podemos aprender, conocer, debatir y exponer nuevas ideas, para luego ser capaces a aceptar o de rechazarlas. 




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