Yo le he escrito mil poemas,
aquellos que nunca los leerá,
a sus ojos, a su caminada,
y a su piel.
Procuro olvidarte, siguiendo la ruta de un pájaro herido
alejándome de aquellos lugares donde nos quisimos
Me enredo en mil ilusiones, pero cuando llega la noche,
comprendo que todo sigue igual.
Procuro cansarme cada día, haciendo mil cosas distintas,
procuro cansar al pensamiento, hasta el anochecer,
pero cada amanecer, vuelve a despertar el pensamiento.
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